sábado, 28 de febrero de 2009

Quebracho

Quebracho

Rey de los montes
bíblico dios del paisaje.
Te impones, sos heredad
en el bosque impenetrable
de esta Madre de Ciudades.
Todo es verde, rojo, gozo
acero vegetal de mi región.
Monarca, duque, conde
y alguacil.
Los árboles se arrodillan
a tus plantas
y los pájaros con los trinos más
melifluos
cantan melodías,
a tu nombre.
Admiro, soberano omnipotente
el color amorronado de tu tronco
de tus flores coloradas y las hojas
que adornan y acarician la mirada.
La codicia pudo más
y de muy lejos
llegaron las metrallas,
en forma de hachas asesinas
que de a poco mataron tu follaje.
Y hasta no verte exámine
no cejaron en el intento
de ultrajar tu anatomía
y diezmado tu reinado.
¡Señor, dueño del paisaje!
¿Qué pasó?
¿Por qué no dijeron nada?
¿Dónde se escondió el sachayoj?
¿Por que permitió el desbaste?
Los durmientes apilados
tumba de oro rojizo.
Cementerio. Flora muerta.
Injusticias y despojos.
Hoy me arrodillo a tus pies.
Épico castillo triste.
Y te pido los perdones
tanto daño cometido.
Pasaran mil primaveras
no renacerá el paisaje
pues se necesitan años
para verte reencarnado
en un pequeño arbolito
de redondeles verdosos.
Como yo no he de vivir
para jugar a tu sombra
Quiero pedirle al Altísimo
que permita tu regreso.

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